Alabardero, que siempre la pica en alto avanzando junto al ejército del gran de rey de España, vamos todos en corazas y con espada, arcabuz, y bombardas, al asedio de Nápoles mis tropas, a las huestes de caballaría con lanza en ristre y con la rodela en un mano, el sable para el espadachín más hábil, los yelmos para los caballeros, y los hombres de armas con pertrechos varios han de venir, no faltarán los escuderos. Vamos todos junto con escuadra a la batalla, alzar el campamento fuera de la ciudad extramuros acechada, pronto la puerta de un plomazo de cañon a de caer, el acero en carne y hueso y la sangre derramar, Felipe IV enaltecido en una oriflama, la heráldica de la nobleza colgar sobre la muralla del señor que ha perdido, y con la maza de guerra ejecutar al Napolitano, avanza, avanza gran rey católico, que con tú poderío Francia a de tener miedo de Marsella y de Arles, que canten tus hazañas de contienda y épica travesía, que ha golpe de espada se den la vuelta los caballeros engreídos, y con el canto de los alabarderos y piqueros, vayan temíendo al coracero, hay vienen las huestes de España al avance contra el enemigo, que siga el buen rey nuestra alabanza, para no perder la cabeza en el camino.
Dormido el gran rey en su tienda campaña, que la seda de rojo y amarillo se despliege, que la torre eriga y el león ruga con presteza que avance el ejército sin pereza, así España en una noche a quedado dormida, y el gran rey en su lecho ha quedado prendido y cautivo de su sueño.
Marcos Andrés Barros Ketterer ( Pseúdonimo: Marcvs Ivlivs Nerva Avgvstvs I).
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