viernes, 29 de noviembre de 2013

El Universo De Un Bastidor... Marcos Andrés Barros Ketterer (MARCVS IVLIVS NERVA AVGVSTVS I).


El universo de un bastidor
Bastidores blancos hechos en osnaburgo pintados con los polícromados primas de la luz, los preceptos de lo divino y de lo prófano, el más sensato de los destellos de la refulgencia de las estrellas y del cosmo que explosiona en galaxias distantes, de los astros de colores gaseosos, de los anillos de saturno espolvoreados del golpe de los asteroides y meteóritos, de júpiter el métano naranjo enaltecido de tormentas, del sol magnétismo para atraer el Hidrógeno, y el Helio, y crear Argón dentro de su centro y en ciclos volverse en miles de grados celcius una incadencia maravillosa, el magma de la tierra que vueltas da capa en capa, y el frío Níquel de su centro, para volverse aurora en los polos en los enverdecidos y azulosos de los vientos solares, la oscuridad del vacío entre las nubes vaporosas, y el perlado y diamantino vibrar de las estrellas, en constelaciones, la vía lactea moldear con sólo un dedo o con píncel en mano volverlo recrear, y dedicar a una doncella, para reconectar mente, y cuerpo, y alma en un sólo ser in facto. Marte de Quirino, Neptuno de Poseidón, Plutón planetoide en enano de hielo, Deimos y Fobos en satélites renegridos, y de Íos y Europas raptadas por Zeus, las ninfas gloriosas, oriones, gracias, y coronas boreales, pegasos voladores, todos grandes receptores de la conciencia universal, el paralelo de la geografía kleperiana que no deja caer a los astros en el infito y el galileo con su telescopio observa atentamente los movimientos de los cometas más distantes, de las elipses y el transcurrir de los meses, de las translaciones y las rotaciones, y del volcar de los años sobre las esferas distantes, sobre la magnificencia de los cielos de las nubes de Andrómeda y el ojo de gato, una cátarsis, una moraleja de enanas blancas, de gigantes rojas, de naranjas, de los soles engullidos por hoyos negros, de la implosión de los mismos convertidos en una masa tan pesada que ni si quiera el gran Atlas titán con sus dos brazos podría sostener como lo hace con la tierra, eones de años que han de pasar y tan extenso el universo será, que de un momento a otro por haber abarcado tanto espacio ya no habrá luz y la materia será tan poca que al chocar entre sí las moléculas no darán fruto y no concederán otra galaxia y las nébulosas dejarán de girar, y así en oscuridad en condena habremos de pasar.
Marcos Andrés Barros Ketterer ( Marcvs Ivlivs Nerva Avgvstvs I).

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