miércoles, 27 de noviembre de 2013

Sueños de Metapontos... Marcos Andrés Barros Ketterer (Marcvs Ivlivs Nerva).

Sueños de Metapontos
Doblegados dobleces de togas serpenteantes de colores finos de
bordados dorados, y las púrpureas formas de los peplos, de
aguileñas nárices en como las de los halcones que extendidas
sus grandiosas alas en cabeza disco solar vuelan y planean,
sobre los cielos con nombres en cartuchos escritos en piedra, y
cocodrilos e hipopotamos, en las aguas de ríos legamosos crecen
los lirios y los papiros sempiternos de Isis y Nephtys, Maat
dame tu pluma y una balanza, y mi corazón quedará agoviado
por tus perfumes, tus hedores de alados sentidos y de Osiris y
Anubis traere paraíso de oriente entre el Baherein y Yemen,
entre desiertos escondidos, y puertos de pápiros escritos en
demótico y en hierático, dorado corazón en metal de Midas,
Cartago de Didos floreados de Siracusas y Mesinas entre
volcanes, y de Pompeyas y Herculanos bajo cenizas, repisas de
estantería en libro llenas de serapiones alejandrinos y faros
augustos de refulgentes ascuas que se ven en el mediterráneo,
el fénix se alza y el caro de Apolo, el carro de Helios y de
Faetón procurado el testamento doliente del amanecer y la
muerte de la plateada noche, cantábrica lamía de aquelarres de
hechizos y brebajes risueños, metódicos destellos de libertad
arboreada y de bosquejos en los bocetos de las comisuras de
labios besados en sueños, de carmesíes rubíes carnosos, y de la
tímida maniobra de los artilugios de abril y de las rosas
embelezadas por las margaritas, tortugas de hexagonales
fíguras en malaquita verde, amatistas de rocas cortadas en con
cíncel, para encontrar centros de equilibrio y elipses de colores
matizados, berilios y feldespatos, agatas encobrizadas en
topacios, y semipreciosos collares con cuentas de carácoles.
Mesina longeva en altos muros, y de templos erigidos en
mármol y una copa de vino en las manos endulzada con la miel
de las abejas, querer comer un trozo de los quesos del pastor y
proseguir las tareas del día, los planos, el artilugio del día, y el
descanso de la noche, el belicoso encuentro de las huestes
dormidas en campamentos de tiendas de campañas hechas en
cueros e improvisados trapos, los hoplones y las lanzas de
puntas de bronce, y las xyphos esperando a ser blándidas, luego
después de las batallas y de las campales reyertas, quiero tomar
tu dulce ambrosía venus en tú templo, afródita, gaditana, de tus
bailes, y danzas y de tú cantar embelezarme, y buscar
encuentro en la casa de los perístilos de doricos capíteles en
patios rectangulares y fuentes impluviosas en el centro, donde
el agua de lluvia se acumula para beberla cuando hace falta.
Los olivos han crecido, y el tiempo de cronos en arenas cae
hacía el infinito ignoto y predilecto, que se ha vuelto el cortejo
de la gloriosa magnificencia de la presteza y perseverancia de
las olas sobre las rocas que son moldeadas por el golpe
constante de las mismas, y que sílice ha de volverse para que de
ellas nazcan costas de bahías e itmos.
Marcos Andrés Barros Ketterer (Marcvs Ivlivs Nerva).

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