El caldero del demonio, el aquelarre, las cabras, y un gato negro.
En Návarra y Euskal Herria se ollen los gritos de una lamia que
escapó de las aguas de los meandros y las cáscasdas, de los faunos y
los flautistas de dos cornos, las imprenta de los libros de hechizos,
las letras de gran poder, de gloria vana y vacúa, de eventos
astronómicos gloriosos, y de planetas alineados traen una profecía
de gran misterio, y que sólo en ciertas fechas cuando el sol y la luna
entran en eclipse, cuando el sol se vuelve oscuro y cuando la luna
en roja sangre alcanza el cénit, el tormentó de las almas se vuelve
agónico, la impaciencia de alzar de los muertos por los nigromantes
en los suelos de las necrópolis que de ellas se erigen las lápidas de
epígrafes, de los cuales se nominan de quienes fueron el némesis, y
de los hombres y las mujeres tomaron sus almas, de los non natos
que prematuramente de los vientres de las mujeres fallecidas y de
sus placentas, terminaron en el suelo junto a los cadáveres de la
peste bubónica, la negra enfermedad traída desde oriente y la roja
varícela, que de muerte en máscara de colorido carmesí traía.
Pústulas, abcesos, y entomología abundante devorando los a los
hombres en el suelo, los gusanos que por los humores vitreos y
acuosos de los ojos putrefactos consumidos estaban, y los hígados y
que en fluídos de sus glándulas recorrienron el cuerpo, y el
peritoneo inflado por los gases de la virulencia y la peste
prontamente bajo tierra habrían de estallar.
Marcos Andrés Barros Ketterer ( Marcvs Ivlivs Nerva Avgvtvs I).
No hay comentarios:
Publicar un comentario