El fraile de los asentamientos de monasterios escribanos
Las especias de oriente, las naves onenarias en travesía de levante desplegadas en las aguas de mares muertos, de Galia y de Magdala, el Caspio y el Arial, y el estrecho del Bósforo que diera paso al cuerno de oro de Constantinopla, de Hierakonpolis llegaron los tesoros más bellos, y los pápiros más finos de hieráticos y demóticos adornados, de estalas de Nimrod de las antiguas urben de me mesopotamia, en donde los asirios cortaban las cabezas de sus enemigos y tomaban las ciudades de las costas de los fenicios, y martillados por maestros diestros en su tarea los bronces y cobres convirtieronse en falcatas y alfanjes, espadas de alcance al mejor postor, y en edades de hierro los griegos reinaron, antes de ellos persas, antes de ellos los neobabilonios, y Nabuconodosor II había vueltosé loco pues su cabeza estaba sobre los hombros de grandiosa estatua de oro y que con el paso de los siglos llegando a los pies el acero, el hierro y el barro no volvieron a unirse, los reinos separados, el imperio romano destruído, derrumbado, en ruinas grandiosas de travertinos marmoreos, de alabastro revestido, de cloacas de arcos de piedra, de plomería y de tejas de arcillas, de servios tulios, de grandes retóricos y horadores, de foros y basílicas, de templos de faustina, de césares, de augustos, de panteones de dioses terminados en cúpulas celestiales donde el sol entra por averturas en el techo, y que en los equinoccios y en los solsticios puede verse el rastro del astro solar, contados los días de sortileos y artilugios placenteros en boca de todos los paseantes de las callejuelas adoquinadas, cobrizos dolores de la otoñal arqueada moldeada de esculturas cinceladas por escultores magnificentes implacables en la belleza de lo perenne, el temple de los goces de la antiguedad desplegados en columnas de tamaños sin precedentes contando historias de domicianos emperadores y de trajanas victorias, rumanas y dacias se volvieron las campañas, y marcomanas la enviciadas, controversiales las puertas negras de gigantes proporciones de las fortalezas de basalto y de cemento, el temple del tiempo y el sosiego de la fe en iglesias de antiguo orden basilical, que pretores, cuestores, ediles curules, y magistrados tomaban de si para llenar las arcas del erario, suplir los onerosos, crear las riquezas, y oprimir las demencias del delito orate y belicoso, el anfiteatro de comedias llenar y los dramas disfrutar en epopeyas, prosopografía de mi corazon, onomatopeya de mi alma en cacofonía de los primas más bellos que Newton dejara caer en manzanas de doradas de hespérides eliseas, virtudes de delicias en ambrosías de vinos, libaciones contadas en brebajes divinos, mujeres, doncellas, amantes de otros hombres, cortejos de perlas, oro de alhajas soberbias llenadas en efímeras poesías, oídas por las burguesas y el espanto de los años al tañir deslealtades no creadas por el impulso, si no por no haber observado si no tan sólo mirado, besado y aprendido finalmente el tiempo enseñara a condenar con destreza pues la nobleza no esta en el título nobiliario, si no en hidalgo que que todavía posee su toque, el oro compra, el oro trae prósperidad, lo desea Saladino, pero también habló sobre el Corán y de como los hombres debían comportarse, enseño a Ricardo a incarse, y pidió rescate a los de su nación, tomó en consideración el buen monarca que tal lección no era vana pues la educacada y refinada forma, de francos había sido enseñada, tomada la la longeva paz entre los años de la cordura entre cristianos y musulmanes, y que de cruzadas no se recordaba, si no de paz de principados, de dioses ya no se hablaba, si no de hombres cautivados por sus costumbres por sus letras y sus conocimientos, de grandes rendimientos ungidos en la categoría de los sabios de costumbre en la libertad de la alegoría, la euforía y la alegría, la felicidad sin engaños del pasar de los años en amistades sin temores, que por varias razones habrían de ser contadas.
Marcos Andrés Barros Ketterer (Marcvs Ivlivs Nerva Avgvstvs I).
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