jueves, 28 de noviembre de 2013

Una India Majestuosa... Marcos Andrés Barros Ketterer (MARCVS IVLIVS NERVA AVGVSTVS I).


Una India Majestuosa
El aroma, el sabor, los hedores, los pérfumes, las especias que de oriente llegaron a mi mesa de Taj Mahal, de los emperadores mogules, que de grandes banquetes se jactaban, y de sus dioses que aparecieron del Brahma, Shiva, Vishnu, Ganesh, Khrisna y la embelezada cantidad de meandros y ríos que trancurren por los valles de inumerables parajes, entre ellos el Brahmaputra y el Ganges de las ciudades más bellas hechas de la más fina de las piedras areniscas, sedimentarias rojizas y del alabastro más blanco, las mujeres de bello color canela y sus saharis de colores, las joyas de oro en sus muñecas y cabeza, de los templos  majestuosos de roca basáltica tallados alzados sobre las montañas, las flores de los campos de violetas y rojos, el los palacios de los antiguos marahas que gobernaban con grandeza a sus pueblos, las esmeraldas incrustadas en los templos, las ofrendas de leche, de miel, y de sangre, las encarnaciones de los iluminados, de los Bhudas, de Siddharta Gautama y de Ashoka, el cantar de los monjes jaínnistas y los madeiztas, los mantras, el tantra que en los templos del samsara es expuesto en esculturas donde las ninfas más voluptuosas obtienen el placer más hedonista de sus amantes en diferentes posiciones, los antiguos vedas escritos en la lengua más antigua y fina, el sáncrito, interpretados por los Bhramanes, los monjes de las montañas entonando cánticos hacia el cielo y recordando a los espíritus el bienestar de sus pueblos, el Varanasí ciudad de los muertos incinerados para luego sus cenizas ser embarcadas hacia la nueva vida en el Ganges, el temperamento de las castas guerreras, que perdieron su oficio después de que los reyes abdicarán a sus tronos, pues los Hayatriyas finalmente se volvieron al comercio, y el blanco los convirtio en Cipayos para conquistar su imperio, la easter indian campany británica, que extendió su corona imperialista sobre los indios y sólo de la mano de la paz, el amor, y el buen juicio de Mahatma Gandí pudieron salir de tal infructuoso despliege de malda, así el decanto de los años y la mortificación, en arenas de tiempo, empleo como testigo a los hombres de la India de su liberación y su multietnica civilización se volvió una potencia sin parangón, una policromada sencilles un esplendor maravilloso entre las sombras que de Shahs ya no recuerda, y que de reyes despóticos no depósita su confianza.
Marcos Andrés Barros Ketterer (MARCVS IVLIVS NERVA AVGVSTVS I).

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