Catalina la grande y hermosa era el despliege de la Rusia monárquica en sus días de mayor poderío, la alegoría de la más grandiosa en majestad de gracias mármoreas, de travertinos colores como los de las columnas romanas y los capíteles dorados del palacio de San Petersburgo, era la época en que Rusia y los osos alcanzarían el esplendor ondulado en los ríos y meandros que surcaban los sendos valles, el Caúcaso cautivo del Arial el Caspio, y el Ponto Euxino, el delirio de una Rusia que encastillada gobernaba a las colonias que estaban a su mando en los reinos anexados a sus límites, Ucrania, Polonia, Biolorusia, Ubequiztán, Azerbaiyán Georgia, y Latvia, Lituania, Letonia, Estonia, y otros reinos de menor importancia, inclusive los tártaros que habían caído bajo el mando de los Godunov, y que ahora en manos de los Romanoff alcanzaría la aristocracia una pomposa y lujosa estacia en sus magnificentes palacios y la pobreza de su pueblo seguía aumentado, por ello sublevados de los subordinados, y subyugados por tantos siglos, hombres de presteza y perseverancia, bolcheviques habrían de llamarles, en el año de 1917 terminarían por obligar al Zar Nicolás a claudicar de Trono, y establecido el mando de la asamblea del pueblo, finalmente la Hoz y el Martillo dorados en Carmesí de regicidas se tranformaría y la bandera se alzaría sobre los reinos, durante mucho tiempo más gobernaría la doctrina del totalitarismo y el pueblo aún seguiría en manos de gente demágoga, y sólo hasta que Rusia alcanzará su democracia, los reinos anexos terminarían siendo naciones, y de ellos los hombres volverían a jactarse de su libertad y de su poder como ciudadanos de sus patrías.
Marcos Andrés Barros Ketterer (Marcvs Ivlivs Nerva Avgvstvs I).
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