Un sueño de Daniel profeta de Babilonia.
Dos listones uno azul y otro rojo, uno de seda y otro de gaza, de azul cuelga una borla dorada y del roja borla negra, los dos expuestos en una túnica púrpura de fino terciopelo, de doce hombres hablaba un buen pastor y de uno que murío por la soga al cuello, cobrar recompensa en peso de oro, y luego en locura caer como Nabuconodosor II, Daniel profeta de este, y luego en reino de Belssazar, y con Darío Persa y Medo conquistada Babilonia, los leones cautivados por angeles sin engullir a los profetas y actuar como gatos ante la santídad, el glorificado designio de la flama del gran horno de Baal, en que el mismo había entrado, y que sin quemadura había salido ileso junto a los demás, por que la zarza en tiempos de Moises sería ardiente, y que abría de las aguas del mar rojo partir en dos, para su pueblo dar éxodo en Egipto hacia la tierra de la miel y la leche, que de tablas de ley en arcas de alianza, Aaron llevaría por el desierto hasta encontrar nuevo hogar, y que Josué murallas de Jérico derrumbaría con cornos y marchas, el temple del pueblo de Israel expuesto ante Dios misericordioso y omnipotente, que de siglos y siglos sabe, y que eras, épocas y Edades, inclusive eones sabe aún, pues en el sabiduría eterna entrareís, tomados de las manos en una ronda sin fin donde el cíclo vital es concerniente a la dominical gesta, a la observación de la iglesia, la inconografía y la imagen santa, que no es idolatro sino veneración, pues la idolotría es para Harpócrates becerro de oro, aquel que Hathor en brazos llevaba y que el sol Amón Re era, Horaktli el Halcón del cielo en cartucho era Egipto, y su encarnación el faraón, las plagas calleron del cielo una tras otra, y del agua del nilo en vez de légamo la sangre fluyó, la luna desapareció y el plateado destello de la noche huyó, pálido se volvió el primogénito por el espíritu del thanatos sobre los hijos de Egipto, y las cosechas durante años no tuvieron, al caer las noches llegaba sapos y langostas, y finalmente expuesta la última de las penas en una mangosta sobre la víbora serpiente, que fue engullida en tiempo concerniente en dos mórdidas, y luego Egipto no tuvo ejército ni escape, cayó la noche y Ra enviado en barca por Anubis en encuentro de Osiris y Maat con pluma justicia recibió, y luego renació al día siguiente como cualquier otro en Khepri envuelto de gloria como ha sido siempre en toda la historia la cebada germinó denuevo, y el trigo, el cereal y comío del su pueblo y alimentó a su reino, y nuevamente se alzó.
Marcos Andrés Barros Ketterer (Marcvs Ivlivs Nerva Avgvstvs I).
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