Voy viajando hacía el ocaso en mi barca dorada sobre las aguas del nilo acompañado por el remero para fallecer en el reino de Osiris, y renacer en el alba, soy Amón dicen algunos, otros que soy Ra, y que el que ha de morir y renacer eternamente siempre estare para guardar de el alto y bajo egipto, de los papiros y los lirios, de sus templos erigidos a mi persona, y algunos de mis hijos creen en la cosmogónica ogdoada de Amón dada en la ciudad de Hermópolis, otros en la Eneada de de Heliópolis, por eso en honor a las leyendas y mitología con que explican mi eterno ciclo, de ambas me han dado el nombre y cartucho nuevo, el de Amón Ra, otros dioses observantes de lo eterno como yo, son Geb y Nut, me observan distantes todos los días y en por las noches el hijo de ellos la luna toma mi lugar junto con Thot para jugar el Senet mientras vuelvo de mi travesía del averno, uno es el cielo eterno y otro el otro la tierra, sólo Hapi conoce mi verdadera naturaleza, pues Shu sólo me acaricia con su brisa, soy coronado por disco solar, y el doble uraeus, soy nejbet, soy Wadjet, soy Sekhmet, soy Harpócrates, Khepri y Knum, soy el que ha de renacer cada mañana al alba y al amancerer, en Karnak adorado por los sacerdotes de Amón, y con Akhenatón quien llamábase de nacimiento Amenhotep, fui Atón, disco solar, toque a mis hijos divinos con mis rayos, por dejarme único en el panteón entre todos los dioses. Y al terminar mi reino volvió Ptah y me dejó nuevamente en mi lugar, pues el rey entre artesanos, también es creador del universo, y Osiris por la noche me lleva mi muerte.
Marcos Andrés Barros Ketterer
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