jueves, 21 de noviembre de 2013
Recuerdo de un cápitan de navíos: Marcos Andrés Barros Ketterer (Marcvs Ivlivs Nerva).
Recuerdo de un cápitan de navíos.
Partiendo de puertos de todas partes de Europa en las galeras de los nobles, de reyes, emperadores, y del mismo Papa, quien había ofrecido navíos para destruír a las fuerzas navales enemigas, era uno de los desplieges de talasocracia queno se había visto antes de los griegos, y que con ello congregado a tantas naciones cristianas y a tantos hombres como lo habían hecho las cruzadas antaño, era una visión que nos traía esperanza, algo así como la Salamina para los griegos, y finalmente al encuentro con los navíos de la armada turca partíamos, era una proeza arrogante que pagaríamos con nuestras vidas si perdíamos la batalla, y si la ganabamos sabíamos que perderíamos demasiado, pero sería una victoria definitiva, y un milagro y regalo de Dios para los cristianos que desafiarían al sultán y sus pretensiones, no tendríamos más que mirar al suelo o incarnos cuando fueramos a la corte del sultán turco, y podríamos negociar por primera vez en cuestiones de política con ellos, por que era él quien se jactaba que su estirpe, y de como habían propagado un imperio tan poderoso como los centro europeos o los romanos, por eso nos encomendamos a los santos, a la virgen y a Cristo. Al zarpar del puerto pense en mi familia, mire a las gentes despedirse de sus hijos, a los madres con pañuelos agitandolos al viento, algunas sollozando de tristeza, pensando en lo peor, y otras felices y orgullosas, pensando en lo que ganarían con el regreso de sus maridos y sus familiares, también ví a los nobles arengar a sus hombres de armas y a sus caballeros, a campesinos y mozuelos a su mando, azuzándolos para que el resultado de sus hazañas fueran perennes en el tiempo, y con ello procurandose para ellos ser tan sempiternos en el recuerdo de los hombres como Agamemnon o Menelao Aqueos, y que la victoria fuera escrita por los escribanos y los historiadores a su regreso, así la batalla sanguinolenta y cruenta sería epopeya o canto de hazañas heroicas, no contentos con planear todo esto, para ello empleaban todo tipo de palabrería para darles aliento a los que temían, e incluso ofrecían riqueza, fama y nobleza al que tomará las armas, todo por ganar el Dios de las trinidades por sobre el del Islam...
Marcos Andrés Barros Ketterer
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